En el último predio vacante de un conjunto menor de los años ’20 del siglo XX, en un pasaje de Palermo Viejo, 200 m2 solo “habitados por una palmera y un árbol grande”, se construyó esta vivienda, “oasis de arquitectura y naturaleza”, según sus autores. Una torre muraria de servicios vinculados con el dormir (entrepiso) y el estar (planta baja) por escalera, espacio y puente, conforman la casa. La planta baja está integrada con el exterior, dado lo acotado del predio, y el entrepiso se extiende en dos habitaciones-camarote para niños. Es vivienda de bajo costo, tecnología de mínima y máximo aprovechamiento de clima, sitio y arquitectura.
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