Las características ambientales y de paisaje del lugar de emplazamiento, las particularidad de uso y un cliente que no condicionó el proyecto, permitieron abordar esta obra como una posibilidad de experimentación, tanto en temas funcionales como en solución estético-constructiva. El volumen simple que contiene las funciones principales se resolvió en dos zonas bien diferenciadas: una expuesta, totalmente vidriada, rodeada por una terraza de madera para desarrollar actividades en contacto con el bosque, a la manera de un mirador, y otra protegida, con aberturas controladas, para dormitorios y servicios.

A partir de un programa muy simple, este trabajo propone una problemática muy rica y compleja a la vez, y una obra de intensa potencia expresiva. El jurado valoró su relación con el entorno, su articulación y diálogo con el bosque en el que se encuentra ubicada, al que toma tal cual es sin transformarlo en su “jardín”. También consideró elogiable el uso simple y complejo a la vez de los materiales y de un lenguaje que crea una propuesta estética de gran valor. El trabajo con la luz natural y artificial enriquece la espacialidad y la expresión de la obra.